septiembre 21, 2009

El chismoso Peternocho

El chismoso Peternocho

¿Quién no conoce a Pinocho? ¿Quién no ha escuchado el cuento de Peter Pan? Y ¿quién no conoce a un chismoso o chismosa?

Yo conozco a una persona que reúne las características de éstos tres personajes y no estoy segura de cómo debería llamarse, Pinopan, Peternocho o el chismosito de dos vías.

Esta persona miente como Pinocho, se niega a crecer como Peter Pan y es un lleva y trae como hay pocos.

Digo que es un Pinocho porque miente y lo sabe hacer… lo que no ha considerado es, como siempre digo, que éste mundo es más pequeño de lo que queremos creer y siempre hay alguien que ve lo que algunos intentan esconder.

El chismoso Peternocho después de hacer alharaca por problemas en su vida conyugal y de hacerse pasar como víctima de una mente neurótica y enfadada, ocurrió que la mente neurótica y enfadada se enteró de una serie de eventos que ocurrieron en los momentos en los que Peternocho mentía y trataba de ocultar sus acciones echándoles la culpa a todos y a cualquiera antes de aceptar su responsabilidad.

Peternocho gustaba de ir a buscar prostitutas y a veces iba con sus amigos a tales aventuras... algunos podrían pensar que tal vez en su casa no obtenía lo que buscaba, pero no era así, lo que ocurría era que Peternocho no encontraba satisfacción en nada… yo lo conozco, así es que puedo decir que en su casa tenía todo lo que pedía y a veces mucho más de lo que merecía, de hecho, sé que muchas veces y por mucho tiempo, el tipo estaba franca y simplemente “frío”, no había amor ni pasión en su vida.

Peternocho se negaba a crecer, se negaba a aceptar el paso del tiempo, estaba como están tantas personas que no encuentran qué más ponerse, untarse y hacerse para frenar el paso del tiempo, negándose a envejecer. Se encontraba atrapado en el deseo inconmensurable de mantener el "amor" y el apoyo de las mujeres de y en su vida, sin, claro está, dar nada a cambio, en una muestra tangible de su enorme egoísmo y vanidad.

Éste Peternocho además de no querer crecer, ni envejecer, criticaba todo proceso natural de envejecimiento en las personas que lo rodeaban, lo hacía de forma brutal sin importarle lo que sintieran los demás; no se permitía ni aceptar que la muerte es un proceso natural de la vida.

Éste Peternocho exigía ser atendido como lo exigiría un bebé que tiene hambre o frio, exigía ser tratado como nunca trataría él a otros, exigía la atención que le negaba a los demás, exigía el cariño y el respeto que no se había ganado… exigía, exigía, exigía.

Era un ser chismoso… y agregaría traidor, porque lo mismo le daba contar chismes hacia un lado que hacia el otro, traicionando la confianza y la intimidad que requieren las relaciones entre las personas. ¿Quién va por la vida platicando lo que le hizo, le hace y quiere hacerle a su mujer?, ¿quién va por la vida platicando lo que sabe de las personas que conoce y le han tenido confianza?, ¿quién va contando historias para generar lástima y ser aceptado o perdonado? Muchas personas mienten, muchas personas engañan, muchas personas critican en los demás lo que no les gusta en ellas, muchas personas hieren y humillan para sentirse más grandes y más fuertes que aquel a quien han humillado… muchas, pero este hombre-niño se llevó el premio al primer lugar.

Por él muchas personas se enteraron de cosas que no tendrían porque saber, de cosas que no era tiempo de saber. Si esto fuera poco, también hizo chismes de mentiras, lo cual es el colmo, porque inventó situaciones y las contó como si fueran ciertas, causando tristeza y dolor en quienes se vieron afectados, causando la perdida de oportunidades para algunas personas y todo eso, no le importó.

Un día, la vida lo regresó a la realidad, como es normal, comenzó a envejecer, comenzó a perder cabello, comenzó a sentir cansancio y algunas de las personas que afectó con sus mentiras y chismorreos, lo confrontaron, el nunca admitió lo que había hecho, sin embargo, el sabe, en su conciencia, que no es una buena persona y sabe que no importa lo que haga o no haga, envejecerá y sabe que puede quedarse solo sino hace algo por cambiar y ser mejor, porque si no hace un esfuerzo honesto y sincero por cambiar, no habrá nadie que quiera permanecer a su lado y ciudarlo cuando realmente lo necesite.

Ahora trabaja mucho, aunque sigue esperando recibir lo que no es capaz de dar, pero sabe que a menos que pague por ayuda, nadie se acercará a ayudarlo.

La vida siempre se encarga de enfrentarnos a la realidad, pero a veces somos muy egoistas para aceptar que nos hemos equivocado y que sólo cambia aquel que realmente quiere hacerlo.

Dr. Gato

Dr. Gato
El era un hombre pequeño de mirada franca que a veces coqueteaba con las mujeres que acudían a buscar sus servicios profesionales. Una de ellas, Lilia, tal vez como muchas, agradecía en secreto sus atenciones, era una manera de saber que podía ser atractiva. A qué mujer más bien entrando en la madurez y con uno o más hijos, dedicada al hogar, no le agradaría escuchar alguno que otro cumplido… ¡ese es el sueño de más de una! Algunas por supuesto lo agradecerían abiertamente y sin tapujo alguno y hasta podrían corresponder de una u otra forma al cumplido.

Hay que establecer que si bien el Dr. Gato no podía ser considerado un galán, tampoco podía decirse que no tuviera un cierto atractivo. Lo que a muchos les parecía extraño era que a su “edad” fuera soltero –la verdad es que no estamos hablando de un viejo-… siempre que pienso en esto, recuerdo un dicho conocido: “soltero maduro, maricón seguro”. Según el caso, esto es, según el hombre, he pensado que es cierto o que no lo es. Muchas personas opinaban que el Dr. Gato era “rarito" es decir, gay, y aquí debo expresar que no encuentro la relación entre el ser raro y el ser gay… yo por ejemplo, soy una persona más bien rara –muchos dirían extraña- y no por eso soy gay… pero cada quien con su manera de pensar o de xpresarse. Lilia nunca pudo pensar que un hombre tan amable y tan gomoso pudiera tener gustos similares a los suyos, sobre todo… hablando de hombres.

Pero… siempre hay un pero… eso resulta a veces algo terriblemente odioso. Pero si, había un pero. Con tantas invenciones modernas, con tantas herramientas tecnológicas, un día la querida Lilia, descubrió que había una posibilidad de que al hombre le gustaran otros hombres, aunque por supuesto que tenía claro que también le gustaban las mujeres… con más curiosidad que pena, se atrevió a preguntarle a un amigo suyo su opinión al respecto. No se trataba de cualquier persona, se trataba de alguien con el conocimiento y la experiencia necesarias; acudió con el único amigo homosexual que tenía, y para su sorpresa confirmó que el amable caballero por quien tantas damas suspiraban, efectivamente era bisexual.

Lilia pensó si acaso a pesar de su educación tan “tradicional” podría permitirse intentar algo ahí, con ese hombre que la embelesaba pero que para ella tenía ese “detalle”, con todo el Dr. Gato comenzó a ser más directo en sus coqueteos y finalmente Lilia se atrevió a conocer más y mejor a su amor, hasta ese momento, platónico. Se dio la oportunidad de volver a creer en el amor y de dejar a un lado los comentarios de quienes la rodeaban, incluidos familiares, parientes, amigos, conocidos y hasta metiches de esos que nunca faltan.

Con el paso del tiempo, Lilia y el Dr. Gato, acordaron vivir juntos y tener un hijo en común, ya eran maduros y todo resultó bien… no sé decir si acaso el hombre siguió frecuentando a sus antiguos amores, aunque a quien debiera interesarle es a Lilia, pero sé de buena fuente que a ella lo que le importa es que su hombre, la ama, la aprecia, la respeta y la atiende y eso es suficiente para mantenerla enamorada.

Recordemos lo que dijo un día Gabriel García Márquez: "El sexo es el consuelo del hombre cuando no le alcanza el amor"

Habiendo amor verdadero en una relación se puede todo.