noviembre 20, 2009

AHORA ENTIENDO

Ayer caí en cuenta, después de más de un año de ocurridos los hechos, de lo que realmente estaba ocurriendo. Lo dicho no hay nadie más bruta que yo misma.

Sufrí todo este tiempo sintiéndome desechada sin saber el motivo de ello, sufrí todo este tiempo dándole vueltas al asunto y tratando de encastrar las piezas, creyendo que realmente algo de todo había sido mi culpa cuando en realidad nada lo fue, excepto claro está, el haber creído en la amistad y el haber defendido a mis “amigos” como eso como si realmente fueran mis amigos.

Ayer que chateaba con un amigo, de esos amigos de verdad, de esos que te escuchan, de esos que te abren su corazón y te dan la confianza para abrir el tuyo. Ayer mientras nos leía, pude darme cuenta gracias a sus palabras, del motivo real de lo que estaba pasando y que había comenzado meses atrás.

Me desecharon, es verdad, pero no fue por algo que yo haya hecho o por algo que haya evitado u olvidado hacer, me desecharon porque les peso en la conciencia. Porque mi presencia es un continuo recordatorio de lo que es su vida y su moral, porque para ellos ha sido mejor cargarme el peso de su culpa que hacer frente a sus acciones.

Es mejor para un marido engañado librar a su mujer de culpas y cargárselas a la amiga quien “seguramente lo sabía todo y la solapaba”, y para esa mujer fue mejor aceptar que la culpa era de la otra, que la culpa podía llevarla quien no sabía nada y la había defendido con la certeza (por desgracia incorrecta) de que defendía una causa justa, de que defendía sus propias normas de moral y respeto por si misma y por los demás.

Y para el amante de la una y aparentemente amigo de la otra, al saber que todo se sabía, lo mejor fue dar la espalda, porque arriesgarse a perder lo que las otras ya habían perdido, no lo iba a permitir… eso justifica cualquier cosa, y así se justifican los cobardes.

No querían ser juzgados, ni en ese momento ni después y aunque no lo habían sido, prefirieron curarse en "salud" y descartar a la única persona que podía recordarles, con solo verla, que ellos están podridos. Prefieren pensar que alguien más puede pagar sus culpas y con ello acallar sus conciencias, aunque en el fondo sepan que ellos actuaron de acuerdo a su juicio.

Haré caso al consejo de mi amigo: “Lo importante no es subir a la montaña, si no estar caminando en la montaña siempre”.

Gracias amigo, porque aunque ellos pudieran seguir sus andanzas, como a veces creo que ocurre, yo me quedo con la conciencia limpia y segura de que encontraré mejores cosas y mejores personas en mi vida.

octubre 30, 2009

Amistades

Era un grupo de amigos que gustaban de salir juntos a comer, al cine y hasta a trabajar, siempre estaban juntos. Uno era un rey, una era una princesa, otro era un muñeco y la última era una oveja con piel de loba.

El rey, era eso, un rey, seguro y confiado en sí mismo, además inteligente y trabajador, responsable y aunque era un poco sucio, porque a veces no se bañaba, era muy agradable.

La princesa gustaba de la vida cómoda y fácil, pero desafortunadamente, para ella, se había enamorado, años atrás, de un plebeyo que aunque no era pobre, tampoco era un príncipe y mucho menos un rey. La princesa era más bien como la cenicienta, aunque a diferencia de ésta última, ella tenía a su hermanastra como su sirvienta y su hermanastro le lavaba la carroza y limpiaba sus zapatillas.

El muñeco era simpático y amable pero a fin de cuentas era un muñeco, de esos que no se mueven sin que alguien más lo mueva, de esos que solo hablan si se les da cuerda, siempre estaba quieto y callado, no tenía voluntad, pero dándole una buena cuerda trabajaba sin parar y nunca se quejaba de nada.

La oveja, siempre se había disfrazado de loba, tanto tiempo y tantas veces que el disfraz ya no se le desprendía, sólo quienes la conocían bien se daban cuenta de que era una oveja, pero esta oveja pensaba y trabajaba mucho, se quejaba siempre que podía, eso es claro porque era una oveja, sólo cuando era necesario se colocaba sus colmillos falsos y daba grandes mordidas, eso era lo bueno de su disfraz, tenía muy buenos dientes.

Un día la princesa se enamoró del rey; ni el muñeco ni la oveja se dieron cuenta, con todo y que siempre estaban juntos, eran muy listos, de hecho, eran los más listos de ese grupo de amigos. La princesa pensó que podía tener todo, un rey en la cama y un plebeyo en la casa. Pero se olvidaron que había también una comadreja a quien le gustaba mucho el rey, la comadreja, muy callada y muy astuta, puso trampas para la princesa. Y la oveja quien quería mucho a la princesa, fue la primera en caer en ellas, sin siquiera darse cuenta.

Había también un alíen que gustaba de manipular al viejo topo, quien era el gran jefe de todos, el topo trabajaba mucho pero era casi ciego, apenas podía darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor y se creía todo lo que le decía el alíen, absolutamente todo, el topo creía que el alíen era su amigo.

La comadreja hizo una silenciosa alianza con el alíen y entre los dos convencieron al topo de que la princesa no era necesaria, que otro alíen podía encargarse de lo que ella hacía y que estaban seguros de que lo haría mucho mejor. La comadreja no permitiría que la princesa tuviera más de lo que ella había logrado, además la princesa era más bonita que la comadreja y ésta última no aceptaba eso. Pero la oveja, que no sabía del romance entre sus amigos de la realeza, trató de frenar a la comadreja sin saber que el alíen vigilaba sus pasos. La comadreja lloró amargamente ante el topo diciéndole que la oveja la había mordido con sus enormes dientes. El viejo topo no podía creer eso de la oveja porque la conocía desde años atrás, pero el alíen dijo haberlo visto todo.

El muñeco quiso defender a sus amigas pero no tuvo la cuerda suficiente y volvió a quedarse quieto y callado; el rey no hizo nada, el estaba muy seguro en su lugar y no se expondría a enfrentar ni a la comadreja, ni al alíen ni al viejo topo… qué tiempos aquellos en el que los reyes peleaban por las causas justas, sin importar que no fueran sus causas.

Así, el viejo topo le dijo a la oveja que no podía morder a la comadreja porque la comadreja era débil y frágil, que la princesa no le gustaba y que si se hacía amiga de la comadreja y del alíen y dejaba a sus amigos el rey, la princesa y el muñeco, podía quedarse y la princesa también, pero que si no aceptaba a sus nuevas amistades, tenía que irse.

La oveja se fue y la princesa también, se quedaron el rey y el muñeco y con el tiempo la amistad entre los cuatro se perdió.

El rey se casó con una loba que llevaba siempre un disfraz de oveja, el muñeco se caso con una muñeca de baterías que todos los días le da la cuerda, la princesa sigue al lado de su plebeyo, y sus hermanastros se han ido, ahora ella tiene que hacerlo todo. La oveja aprendió a quitarse el disfraz pero descubrió que sus dientes falsos se habían perdido… una vez los vio… los llevaba puestos la comadreja.

Carta de adiós a una falsa amiga

Ahora finges preguntarte ¿por qué no quiero verte ni hablarte? ¿Por qué estoy tan enojada?

Creímos ser amigas, pero no era así, tu moral difiere de la mía, tus costumbres son costumbres de forma, vacías, superficiales. Eso no nos separa, los hechos sí.
Tú que te dices ser pobre pero que de nada careces, excepto de algunas banalidades y superficialidades, algunas… porque en realidad tu vida es superficial y banal. Siempre me sorprendían tus comentarios pero nunca los critiqué, aceptaba nuestras diferencias.

Tú que me expulsaste de tu vida porque no tolerabas pensar que mis ideas te condenaban, aún sabiendo de que yo no diría nada; te alejaste de mí, no por mi juicio, sino por el juicio de tu propia conciencia.

Tú que te quejas con otros de que yo no te busco y te he excluido de mi contacto, que ya no te marco copias ni siquiera de aquellos correos que se limitan a chistes, bromas y cosas sin fondo. Tú te quejas, pero fuiste tú quien dejó de contestar mis llamadas, quien me dejaba en espera, quien se negaba. Te quejas porque te gusta quejarte, eso te hace sentir mejor.

Con el tiempo no pude hacer otra cosa más que pensar que me considerabas culpable de tu suerte, como si yo hubiese sido quien te metió en la cama de nuestro entonces compañero y tal vez amigo. Yo que no hice si no darte apoyo y la oportunidad de encontrar un lugar en el que pudieras seguir creciendo y de recordarte que una ama de casa es mucho más que eso. Yo que defendí tu “caso” aún sin conocerlo, yo que prácticamente puse las manos al fuego sin saber, sin siquiera imaginar lo que realmente estaba pasando.

Creímos ser amigas o yo quise creer que lo éramos, pero los amigos no se mienten, los amigos no actúan a tu espalda, los amigos no dejan que te quemes por ellos a sabiendas de que no hay razón para ello, porque son causa perdida. Hacer esto es lo que llamo maldad.

Si tú hubieras hablado conmigo, tal vez lo que ocurrió no hubiera pasado o tal vez hubiesen pasado cosas distintas, tal vez… ¿cómo saberlo? Lo que sí sé, es que de haber sabido la verdad, yo hubiese mantenido la distancia que se debía mantener y te hubiese tocado resolver lo que ocasionaste, sin enredarme en tu error.

Menuda bola de excremento fue tu estancia en ese sitio ¿cómo se te pudo haber ocurrido siquiera ofrecer ayudar a "la más fea" para conquistar al “guapo”? ¿Cómo se te ocurrió hablar de ello cuando tú ya estabas entre sus brazos? ¿Cómo podías hablar como lo hacías? ¿Cómo podías decir que ni siquiera te gustaba mientras te revolcabas con él? Esa era tu manera de desviar la atención y nunca pude verlo, porque creía en ti.

¿Cómo podías acusar a tu marido de estar enloqueciendo? ¿Cómo podías acusarlo de demencia? ¡Cómo podías! Cuando él enloquecía a causa de tu infidelidad. Y encima llorabas y te lamentabas por sus “locuras”… y yo bien sé cuánto te puede doler una infidelidad, doler hasta casi enloquecer. Y temías que pudiera seguirte o más aún mandar a alguien a seguirte, eso se llama cargo de conciencia… aunque creo que ahora ya has perdido lo poco que te quedaba de ella.

Y ahora te quejas con aquellas amigas a quienes no les has dicho nada de lo que pasó, a quienes no les has hablado de tu aventura, de lo bien que te hace sentir haber tenido un amante 14 años menor que tu. Ahora te quejas de haber sido usada, pero ¿Quién te obligo? Quisiste hacerlo porque la edad te pesa en el alma y quisiste aprovechar antes de que te pesara en el cuerpo.

Ahora te quejas con aquellas "amigas" que desconocen tu historia, les hablas de lo mala amiga que soy por dejarte a un lado como algo descartable, cuando tu me has descartado a mí. Y ahora me doy cuenta de tu valor como amiga. Algo bueno del tiempo es que con su paso todo encuentra su lugar, que el problema, si acaso puede llamarse así, es que yo te califiqué de acuerdo a mis valores y a la manera en la que yo me conduzco por la vida, pero me olvidé que cada persona es un mundo y que en cada mundo la moral y la lealtad pueden ser tan distintas como la noche del día.

Qué bueno que nuestros mundos sólo se tocaron por un tiempo y que ahora ya estamos en nuestro sitio, que bueno que ya nos estás más en mi mundo, ahora sólo me resta curar la herida que tu presencia dejó en mi vida, en mi vida como persona y en mi vida como profesional, porque no sólo perdí lo que creí una amistad… de las dos, yo perdí más, porque tu perdiste un amante, pero yo perdí mi trabajo y mi futuro en el, mis relaciones de trabajo también se fueron con tu falsa amistad.

Gané el darme cuenta que aquellos a quienes consideré mis amigos, realmente no lo eran y aunque me dolió profundamente darme cuenta de ello, no todo es malo, eso es algo que debo agradecerte y así lo hago. Gracias por ayudarme a abrir los ojos y darme cuenta que la verdadera amistad está más allá de las palabras.

Solo en la desgracia puede verse quien está para ayudar y dar su apoyo, sólo así puedes ver quién está listo para cortar leña y llevarla a su sitio, sólo así te das cuenta de quienes se aprovecharon de la buena voluntad, sólo así pueden acercarse los que te tienen verdadero aprecio y quedarse a tu lado.

Tengo grandes y verdaderos amigos, esos que siempre estuvieron ahí, en los buenos tiempos y en los malos, esos son amigos, los demás no importan.

Ahora finges preguntarte ¿por qué no quiero verte ni hablarte? ¿Por qué estoy tan enojada?

No finjas más, no es necesario; no quiero verte ni hablarte porque ya estás fuera de mi vida y no estoy enojada, sólo que si ya no estás en mi vida ¿por qué querría volver a meterte en ella?

“Por sus hechos los conocerás” y yo ya te conocí.

septiembre 21, 2009

El chismoso Peternocho

El chismoso Peternocho

¿Quién no conoce a Pinocho? ¿Quién no ha escuchado el cuento de Peter Pan? Y ¿quién no conoce a un chismoso o chismosa?

Yo conozco a una persona que reúne las características de éstos tres personajes y no estoy segura de cómo debería llamarse, Pinopan, Peternocho o el chismosito de dos vías.

Esta persona miente como Pinocho, se niega a crecer como Peter Pan y es un lleva y trae como hay pocos.

Digo que es un Pinocho porque miente y lo sabe hacer… lo que no ha considerado es, como siempre digo, que éste mundo es más pequeño de lo que queremos creer y siempre hay alguien que ve lo que algunos intentan esconder.

El chismoso Peternocho después de hacer alharaca por problemas en su vida conyugal y de hacerse pasar como víctima de una mente neurótica y enfadada, ocurrió que la mente neurótica y enfadada se enteró de una serie de eventos que ocurrieron en los momentos en los que Peternocho mentía y trataba de ocultar sus acciones echándoles la culpa a todos y a cualquiera antes de aceptar su responsabilidad.

Peternocho gustaba de ir a buscar prostitutas y a veces iba con sus amigos a tales aventuras... algunos podrían pensar que tal vez en su casa no obtenía lo que buscaba, pero no era así, lo que ocurría era que Peternocho no encontraba satisfacción en nada… yo lo conozco, así es que puedo decir que en su casa tenía todo lo que pedía y a veces mucho más de lo que merecía, de hecho, sé que muchas veces y por mucho tiempo, el tipo estaba franca y simplemente “frío”, no había amor ni pasión en su vida.

Peternocho se negaba a crecer, se negaba a aceptar el paso del tiempo, estaba como están tantas personas que no encuentran qué más ponerse, untarse y hacerse para frenar el paso del tiempo, negándose a envejecer. Se encontraba atrapado en el deseo inconmensurable de mantener el "amor" y el apoyo de las mujeres de y en su vida, sin, claro está, dar nada a cambio, en una muestra tangible de su enorme egoísmo y vanidad.

Éste Peternocho además de no querer crecer, ni envejecer, criticaba todo proceso natural de envejecimiento en las personas que lo rodeaban, lo hacía de forma brutal sin importarle lo que sintieran los demás; no se permitía ni aceptar que la muerte es un proceso natural de la vida.

Éste Peternocho exigía ser atendido como lo exigiría un bebé que tiene hambre o frio, exigía ser tratado como nunca trataría él a otros, exigía la atención que le negaba a los demás, exigía el cariño y el respeto que no se había ganado… exigía, exigía, exigía.

Era un ser chismoso… y agregaría traidor, porque lo mismo le daba contar chismes hacia un lado que hacia el otro, traicionando la confianza y la intimidad que requieren las relaciones entre las personas. ¿Quién va por la vida platicando lo que le hizo, le hace y quiere hacerle a su mujer?, ¿quién va por la vida platicando lo que sabe de las personas que conoce y le han tenido confianza?, ¿quién va contando historias para generar lástima y ser aceptado o perdonado? Muchas personas mienten, muchas personas engañan, muchas personas critican en los demás lo que no les gusta en ellas, muchas personas hieren y humillan para sentirse más grandes y más fuertes que aquel a quien han humillado… muchas, pero este hombre-niño se llevó el premio al primer lugar.

Por él muchas personas se enteraron de cosas que no tendrían porque saber, de cosas que no era tiempo de saber. Si esto fuera poco, también hizo chismes de mentiras, lo cual es el colmo, porque inventó situaciones y las contó como si fueran ciertas, causando tristeza y dolor en quienes se vieron afectados, causando la perdida de oportunidades para algunas personas y todo eso, no le importó.

Un día, la vida lo regresó a la realidad, como es normal, comenzó a envejecer, comenzó a perder cabello, comenzó a sentir cansancio y algunas de las personas que afectó con sus mentiras y chismorreos, lo confrontaron, el nunca admitió lo que había hecho, sin embargo, el sabe, en su conciencia, que no es una buena persona y sabe que no importa lo que haga o no haga, envejecerá y sabe que puede quedarse solo sino hace algo por cambiar y ser mejor, porque si no hace un esfuerzo honesto y sincero por cambiar, no habrá nadie que quiera permanecer a su lado y ciudarlo cuando realmente lo necesite.

Ahora trabaja mucho, aunque sigue esperando recibir lo que no es capaz de dar, pero sabe que a menos que pague por ayuda, nadie se acercará a ayudarlo.

La vida siempre se encarga de enfrentarnos a la realidad, pero a veces somos muy egoistas para aceptar que nos hemos equivocado y que sólo cambia aquel que realmente quiere hacerlo.

Dr. Gato

Dr. Gato
El era un hombre pequeño de mirada franca que a veces coqueteaba con las mujeres que acudían a buscar sus servicios profesionales. Una de ellas, Lilia, tal vez como muchas, agradecía en secreto sus atenciones, era una manera de saber que podía ser atractiva. A qué mujer más bien entrando en la madurez y con uno o más hijos, dedicada al hogar, no le agradaría escuchar alguno que otro cumplido… ¡ese es el sueño de más de una! Algunas por supuesto lo agradecerían abiertamente y sin tapujo alguno y hasta podrían corresponder de una u otra forma al cumplido.

Hay que establecer que si bien el Dr. Gato no podía ser considerado un galán, tampoco podía decirse que no tuviera un cierto atractivo. Lo que a muchos les parecía extraño era que a su “edad” fuera soltero –la verdad es que no estamos hablando de un viejo-… siempre que pienso en esto, recuerdo un dicho conocido: “soltero maduro, maricón seguro”. Según el caso, esto es, según el hombre, he pensado que es cierto o que no lo es. Muchas personas opinaban que el Dr. Gato era “rarito" es decir, gay, y aquí debo expresar que no encuentro la relación entre el ser raro y el ser gay… yo por ejemplo, soy una persona más bien rara –muchos dirían extraña- y no por eso soy gay… pero cada quien con su manera de pensar o de xpresarse. Lilia nunca pudo pensar que un hombre tan amable y tan gomoso pudiera tener gustos similares a los suyos, sobre todo… hablando de hombres.

Pero… siempre hay un pero… eso resulta a veces algo terriblemente odioso. Pero si, había un pero. Con tantas invenciones modernas, con tantas herramientas tecnológicas, un día la querida Lilia, descubrió que había una posibilidad de que al hombre le gustaran otros hombres, aunque por supuesto que tenía claro que también le gustaban las mujeres… con más curiosidad que pena, se atrevió a preguntarle a un amigo suyo su opinión al respecto. No se trataba de cualquier persona, se trataba de alguien con el conocimiento y la experiencia necesarias; acudió con el único amigo homosexual que tenía, y para su sorpresa confirmó que el amable caballero por quien tantas damas suspiraban, efectivamente era bisexual.

Lilia pensó si acaso a pesar de su educación tan “tradicional” podría permitirse intentar algo ahí, con ese hombre que la embelesaba pero que para ella tenía ese “detalle”, con todo el Dr. Gato comenzó a ser más directo en sus coqueteos y finalmente Lilia se atrevió a conocer más y mejor a su amor, hasta ese momento, platónico. Se dio la oportunidad de volver a creer en el amor y de dejar a un lado los comentarios de quienes la rodeaban, incluidos familiares, parientes, amigos, conocidos y hasta metiches de esos que nunca faltan.

Con el paso del tiempo, Lilia y el Dr. Gato, acordaron vivir juntos y tener un hijo en común, ya eran maduros y todo resultó bien… no sé decir si acaso el hombre siguió frecuentando a sus antiguos amores, aunque a quien debiera interesarle es a Lilia, pero sé de buena fuente que a ella lo que le importa es que su hombre, la ama, la aprecia, la respeta y la atiende y eso es suficiente para mantenerla enamorada.

Recordemos lo que dijo un día Gabriel García Márquez: "El sexo es el consuelo del hombre cuando no le alcanza el amor"

Habiendo amor verdadero en una relación se puede todo.

agosto 06, 2009

La cortesana mojigata

Elegi como primer entrega este cuento de una historia que tiene un tanto de verdad. Mora es una mujer no tan joven, digamos que sobrepasaba muy bien los 30 y que aún vivía con sus padres. Por mucho tiempo creí que esto era a causa de unos padres sobreprotectores, después comencé a darme cuenta de que se debía más bien a la mera comodidad de depender de ellos y no tener que hacerse cargo de una vida –su vida- de manera total. Algunas personas consideraban que se trataba de una persona tranquila y hasta sumisa, algunos llegaban a pensar que era una mujer presa de una terrible inseguridad, otros consideraban que se trataba de una persona que disfrazaba una personalidad malvada tras una careta de serenidad y mansedumbre, nadie conocía su secreto. Hija de unos padres controladores, desde pequeña aprendió a mantenerse invisible pero siempre cuidando de dar lo necesario para poder vivir a cuenta de la casa paterna, sin ocasionar problemas. Celosa de su hermana, quien siempre fue preferida por sus padres, se acostumbró a vivir a la sombra, siempre desmenuzando sus vidas paralelas. Con el pasar del tiempo se fue descubriendo como una mujer sin gracia, con pocos atractivos… pero encontró una manera de conseguir atención, comenzó a crearse problemas de salud y a acudir a diversos servicios médicos. Tenía registro en todos los hospitales de especialidades posibles o disponibles, acudía a sus citas religiosamente y se sometía a tratamientos que en realidad no necesitaba… excepto en su mente. Su familia encontró una oportunidad de mejorar económicamente y los tiempos buenos lograron hacerla viajar… siempre con su hermana, a todos esos lugares a los que sus padres hubiesen querido ir siendo jóvenes, no era buena estudiante pero se aseguró de obtener becas que le costearan los estudios y el pago de los servicios médicos, análisis mensuales y estudios especiales… todo marchaba bien para ella, incluso tenía un novio, que la aceptó a fuerza de un desprecio que nunca pudo entender ni perdonar por parte de una novia que tuvo en la facultad. Mora sabía que él no la amaba, pero era mejor estar con él que no estar con nadie. Pero el no la tocaba, ni le proponía lo que ella esperaba, era como un amigo o peor aún, como un hermano. Un día en el hospital le dijeron que debían hacerle un examen en el que se requería la introducción de ciertos instrumentos en algunas áreas íntimas. Al principio no aceptó, pero el médico le indicó que al no saber cuál era su problema, ya que no habían encontrado el origen de sus males, proponían hacerle una revisión hasta cierto punto invasiva. Mora aceptó y eso cambió el curso de su historia… se dio cuenta de que los procedimientos que le practicaban la hacían sentir mejor, la hicieron conocer un placer que hasta entonces le era desconocido o que no había entendido, ahora sabía que cada muestra de sangre, que cada inyección, que cada revisión le proporcionaban un disfrute intenso y, como ella misma lo pensó, “fuera de éste mundo”. Así, se aficionó a toda clase de consultas, procedimientos y tratamientos; ya no importaba mucho que su novio apenas le hablara o que nunca intentara besarla o tocarla, excepto la vez que había tomado tanto que habían terminado en un cuarto de hotel barato. Al menos podía decir, que aunque fea ya no era virgen. Algo despertó en ella, algo que presentía pero que no lograba contactar. Comenzó a buscar amantes ocasionales, comenzó a relacionarse con sus viejos profesores y a hacer todo lo que nunca había hecho antes… todo. Siguió manteniendo la relación superficial con su novio, siguió aparentando estoicismo antes sus padres y hermana; ahora tenía una nueva vida… perdió la cuenta de la cantidad de hombres que pasaban por su vida y como ella decía “entre sus piernas”. Tuvo varios empleos, más bien mediocres, hasta que la fortuna la puso ante un hombre que se creyó su falsa historia de entereza y docilidad, un hombre falto de carácter que al paso del tiempo también cayó en sus redes, redes que tejía con su falsa apariencia de mujer frágil y necesitada de ayuda y soporte. Ese hombre enloquecido por los placeres que le ofrecía, hacía todo lo que ella sugería, ella nunca pidió ni exigió nada, hacerlo habría sido un error, siempre le funcionó más quejarse y esperar que “alguna buena alma” extendiera su mano vengadora y pusiera las cosas en su lugar. Conoció entonces a su alma gemela, Sami, un hombre joven que al estar frente a ella supo inmediatamente que estaba ante una diosa malvada con un infinito gusto por todo aquello que pudiera ser calificado como “degenerado”. Juntos probaron todo lo que cada uno conocía y había aprendido por separado, juntos combinaron sus más bajos deseos y sus más sucios juegos, incluyendo el ataque indirecto hacia aquellas personas que ella consideraba “sus enemigos”. Juntos mantenían una relación sádico-masoquista que los llenaba de profunda satisfacción y de un placer inconmensurable. Todo fue maravillosamente bien para ambos, hasta el día en el que Mora traspasó el límite apenas perceptible que había en aquella relación. Mora en un ataque de pasión desenfrenada, ocasionó un daño físico tremendo a su amante, su mejor amante, aquel a quien le había confiado cada uno de sus secretos, incluyendo su malévolo deseo de casarse con su novio para hacerle pagar sus desprecios, incluyendo la influencia que tenía sobre su ridículo jefe, quien hacia todo lo que ella le pidiera, incluyendo el deseo que sentía por seducir a algunos de sus compañeros. Él trató de romper la relación, pero ella no lo permitió, lo acosaba, lo seguía, lo mantenía vigilado. Mora amenazó a su amante con inculparlo de cosas terribles, lo amenazó con la pérdida de su trabajo, lo amenazó con revelar sus excéntricos gustos sexuales antes sus jefes y compañeros. Sami, no cedió y le recordó que ella también tenía secretos y que tal vez ella perdería más que él si entraban en una guerra de ese tipo. Mora se alejo de Sami por mucho tiempo, me gustaría decir que se alejó de él para siempre, pero no fue así. Un día Sami fue encontrado muerto, atado de pies y manos, en medio de múltiples objetos de cuero negro y metal, en medio de cuchillos y navajas, dicen que encontraron drogas en su sangre… pero yo sé la verdad, Mora lo había visitado justo la noche antes de su boda con aquel novio que finalmente se había decidido a casarse con ella. El padrino de bodas fue su querido jefe, quien además de muchos obsequios les pago el viaje de bodas, finalmente, Mora era una de sus “mejores” empleadas. Cuentan que el esposo de Mora actualmente se encuentra muy enfermo, pero que ella no deja que nadie más cuide de él. Mora es ahora, la esposa más buena y abnegada que se haya visto en este mundo… y no se alejará de su lado, hasta que haya pagado.

Historias y cuentos cortos y no tan cortos para no niños

Este blog esta pensado para escribir cuentos de algunas historias que he visto, vivido, sentido, disfrutado y sufrido. Algunas pueden ser más cuento que historia, mientras que otros serán más historias que cuentos.

Aquí pondré muchos cuentos de historias y para mi "cuentos" es algo que puede ser, que podría ser o que no pasará más que en mi imaginación.

Si alguien se siente aludido o hasta desmenuzado, qué podré hacer? sólo decir que así es cómo lo veo o así es cómo lo viví o cómo me gustaría que fuera, lo siento, pero no lo hago para molestar, ni lo hago para agradar a nadie.

Me gustará si les gusta, pero no me molestará si les molesta.

Lean y disfruten que eso es lo que pretendo.