julio 21, 2010

Redención

Hoy desperté pensando en el amor y el cariño, dos sentimientos que se parecen pero que son distintos.

Lo que pienso ahora es una “recopilación” de mis pensamientos del pasado. He vivido mucho tiempo retorciéndome los pensamientos entre el amor, el desamor, el cariño, la amistad, la traición, la mentira, el compromiso y el engaño, sin embargo, es hoy, en este momento, cuando me doy cuenta de que aunque muchas veces haya pensado que mi vida ha tenido poco amor, mucho cariño y demasiado desamor, en realidad ese amor ha sido constante y bueno.

Es seguro que en lo personal puedo hablar más del desamor que del amor y sin embargo, no encuentro más el sentido de dejar de lado lo que es más importante en la vida de cualquier ser, el amor.

Reconozco con alegría que en mi vida ha habido dos grandes amores, uno que recibí desde el momento mismo en que mi madre supo que llegaría a este mundo y el otro es el que yo misma siento desde el momento mismo en el que supe que mis hijos ya estaban en mí.

El resto de sentimientos han sido una mezcla de cariño, amistad, necesidad y hasta de conveniencia, pero si dejo esto en el lugar que le corresponde y pongo al frente, donde siempre debió estar, el hecho de que el amor, el amor verdadero, el amor sincero, ha estado siempre en mi vida, entonces puedo ver que mi vida ha valido la pena, más allá de los logros personales, más allá del dolor, del desamor y hasta de la humillación.

Hoy se que vale la pena vivir con el conocimiento de que se es una persona que ha sido amada y que se es una persona capaz de amar.

El hecho de poder reconocer, aceptar y agradecer que el amor haya tocado nuestras vidas, es suficiente para reconocernos como seres valiosos de la vida. Y que el cariño que sentimos hacia otros y el que otros pueden sentir hacia nosotros, son las flores que vienen a coronar este gran regalo de amor que tenemos en nuestras manos.

Hoy puedo ver más claro que nunca que la amistad es un bien que debe atesorarse y que la mejor forma de hacerlo es cuidando y alimentando esa amistad. También puedo ver, sin ninguna duda, que no vale la pena malgastar energía tratando de lograr un amor que no existe o no es para nosotros.

Hoy conozco más profundamente a personas a las que veo poco y hasta a aquellas a quienes no he visto nunca en persona, que a aquellas que han estado a mi lado, a veces por años. La cercanía no nos asegura la amistad, el apoyo, la confianza, el respeto, el cariño ni la lealtad.

Hoy le agradezco a la vida, el haberme dado una madre que me amó hasta el final de sus días, que me haya permitido ser la madre de dos seres y amarlos hasta el final de mis días. Agradezco la amistad y la compañía de todas las personas que estando cerca o lejos, están ahí, para mí y agradezco el poder estar para ellos.

Hoy desperté pensando en el amor y el cariño y ahora agradezco profundamente lo que me ha tocado de ello.

Quienes se han aprovechado de la amistad y del cariño, quedan en el lugar que corresponde, ya no tocan mi corazón. Sin embargo, también les agradezco el dolor y el daño que han causado, porque ha sido gracias a esto que hoy puedo ver lo que realmente tiene valor, porque ha sido gracias a ellos que hoy soy una mejor persona. El aprendizaje ha sido, por mucho, difícil y doloroso, pero finalmente puedo ver más allá del dolor y la decepción; puedo ver el amor más allá del desamor, puedo ver la confianza más allá de la traición.

No voy a juzgar más, cada uno sabe lo que carga en su corazón y en su conciencia. Llegará el día en que seremos juzgados, llegará el día en el que cada uno se enfrentará a su propio juicio.

Ya lo dijo Pablo Neruda, “Algún día, en cualquier parte, en cualquier lugar, indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas”.

Hoy puedo decir que me he encontrado, siento que mi alma ha sido liberada y me siento bien.