septiembre 21, 2009

Dr. Gato

Dr. Gato
El era un hombre pequeño de mirada franca que a veces coqueteaba con las mujeres que acudían a buscar sus servicios profesionales. Una de ellas, Lilia, tal vez como muchas, agradecía en secreto sus atenciones, era una manera de saber que podía ser atractiva. A qué mujer más bien entrando en la madurez y con uno o más hijos, dedicada al hogar, no le agradaría escuchar alguno que otro cumplido… ¡ese es el sueño de más de una! Algunas por supuesto lo agradecerían abiertamente y sin tapujo alguno y hasta podrían corresponder de una u otra forma al cumplido.

Hay que establecer que si bien el Dr. Gato no podía ser considerado un galán, tampoco podía decirse que no tuviera un cierto atractivo. Lo que a muchos les parecía extraño era que a su “edad” fuera soltero –la verdad es que no estamos hablando de un viejo-… siempre que pienso en esto, recuerdo un dicho conocido: “soltero maduro, maricón seguro”. Según el caso, esto es, según el hombre, he pensado que es cierto o que no lo es. Muchas personas opinaban que el Dr. Gato era “rarito" es decir, gay, y aquí debo expresar que no encuentro la relación entre el ser raro y el ser gay… yo por ejemplo, soy una persona más bien rara –muchos dirían extraña- y no por eso soy gay… pero cada quien con su manera de pensar o de xpresarse. Lilia nunca pudo pensar que un hombre tan amable y tan gomoso pudiera tener gustos similares a los suyos, sobre todo… hablando de hombres.

Pero… siempre hay un pero… eso resulta a veces algo terriblemente odioso. Pero si, había un pero. Con tantas invenciones modernas, con tantas herramientas tecnológicas, un día la querida Lilia, descubrió que había una posibilidad de que al hombre le gustaran otros hombres, aunque por supuesto que tenía claro que también le gustaban las mujeres… con más curiosidad que pena, se atrevió a preguntarle a un amigo suyo su opinión al respecto. No se trataba de cualquier persona, se trataba de alguien con el conocimiento y la experiencia necesarias; acudió con el único amigo homosexual que tenía, y para su sorpresa confirmó que el amable caballero por quien tantas damas suspiraban, efectivamente era bisexual.

Lilia pensó si acaso a pesar de su educación tan “tradicional” podría permitirse intentar algo ahí, con ese hombre que la embelesaba pero que para ella tenía ese “detalle”, con todo el Dr. Gato comenzó a ser más directo en sus coqueteos y finalmente Lilia se atrevió a conocer más y mejor a su amor, hasta ese momento, platónico. Se dio la oportunidad de volver a creer en el amor y de dejar a un lado los comentarios de quienes la rodeaban, incluidos familiares, parientes, amigos, conocidos y hasta metiches de esos que nunca faltan.

Con el paso del tiempo, Lilia y el Dr. Gato, acordaron vivir juntos y tener un hijo en común, ya eran maduros y todo resultó bien… no sé decir si acaso el hombre siguió frecuentando a sus antiguos amores, aunque a quien debiera interesarle es a Lilia, pero sé de buena fuente que a ella lo que le importa es que su hombre, la ama, la aprecia, la respeta y la atiende y eso es suficiente para mantenerla enamorada.

Recordemos lo que dijo un día Gabriel García Márquez: "El sexo es el consuelo del hombre cuando no le alcanza el amor"

Habiendo amor verdadero en una relación se puede todo.

2 comentarios:

  1. le falta algo a esta historia o cuento, mas bien creo que es cuento porque aunque a veces asi pasan las cosas, le falta algo.
    Yo soy del DF también y soy lesbiana y una vez me enamore de una mujer divorciada con hijos, tuvimos un romance muy corto, porque creo que ella solo lo hizo por probar, tal vez se sentia sola. Aunque duro poco fue muy rico, solo supe que se iba a otro lugar, pero la recuerdo y hsta me pongo chinita del recuerdo tan bello que me dejo.

    Andrea (MTH si algún día ves esto, recuerda que ´puedes venir a buscarme, te recuerdo y te extraño)

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  2. pues yo me uní con un bisexual y no es nada grato, eso de pensar que igual como se relaciona con una mujer, se relaciona con un hombre, es para dar asco. Yo me enteré después de que ya teníamos un rato viviendo juntos y se me vino el cielo encima.
    Si lo hubiera sabido seguro que no me meto en ello, cada quien con sus preferencias, pero engañar a otros, eso es no tener moral.

    BetiBTT
    Lo odio y al malnacido le deseo lo peor de la vida

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